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Las Mayordomías

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LAS MAYORDOMÍAS EN HONOR DEL SEÑOR SANTIAGO

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LAS MAYORDOMÍAS
(Texto extraído en su mayor parte de la revista México Desconocido y de la Enciclopedia de México)

La fiesta, en tanto suma de voluntades, requiere de amplios preparativos y de múltiples participantes que entran en escena desde por lo menos un año antes. Uno de los principales, el que patrocina y encabeza la fiesta, es el mayordomo, carguero o cófrade (nombre que recibe según la región), quien ha recibido su encomienda y asumido su responsabilidad públicamente, con el pueblo como testigo y que usualmente un año después y al término de la fiesta, hará entrega de esta responsabilidad a su sucesor. Esta tradición existe desde antes de la Colonia.

Sus funciones varían según la comunidad y la fastuosidad de la celebración. En términos generales, se puede decir que le corresponde realizar ciertos rezos y cambiar las flores del santo todo el año; en lo que toca a la fiesta, debe cubrir los gastos en que incurran sus auxiliares, pagar a los músicos, alimentar a los danzantes, a los compañeros "cargueros" de otros santos y autoridades, en fin, a los participantes; obsequiar el adorno del interior de la iglesia, atrio y en su caso también de las calles y debe proporcionar las velas, el incienso y los juegos pirotécnicos.

El hecho es que anualmente uno o varios individuos de una comunidad - miles de personas en México- cubren los gastos de una costosa fiesta colectiva, llena de interrogantes para muchos investigadores quienes siguen polemizando sobre las causas y efectos de esta tradición.

Para la mayoría se trata de un mecanismo de redistribución de la riqueza dentro de las comunidades, ya que de acuerdo con esta concepción, vuelve a empobrecer al que logró acumular dinero después de años de trabajo y que si quiere asumir otro cargo dentro de la estructura político religiosa debe iniciar el proceso, ahora, un escalón más arriba.

En la comunidad campesina e indígena o en un barrio o cofradía gremial todo varón anhela la mayordomía ya que con ello se ganará el respeto de sus congéneres lo cual le permitirá en el futuro participar en las grandes decisiones del pueblo. Desde la perspectiva religiosa ese prestigio se traduce en la activa participación del individuo en un auténtico servicio de la comunidad, y así evitar la destrucción de la misma por causa de la ira de algún santo.

Para que alguna persona ocupe el cargo de mayordomo del santo patrón o patrona es necesario que a través de muchos años vaya asumiendo una serie de cargos que van de menor a mayor importancia y que se combinan en una estructura político- religiosa.

Esta estructura se creó durante la Colonia y si bien tomó algunos elementos de las esferas teocráticas prehispánicas como el de aportar trabajo gratuito para emular a las deidades que "cargan" el peso del tiempo (el año) o las que cuidan "el atado o el bulto de años" sirvió para que los españoles obtuvieran mejores rendimientos en el sistema tributación que hábilmente tomaron de los aztecas, para disimular la virtual esclavitud a la que habían sometido a los indios. Tanto las autoridades coloniales civiles como las religiosas se valieron de la tributación para sostenerse, sólo que en cada esfera adoptaron un nombre diferente. Para el caso que nos ocupa, en el siglo XVI los frailes crearon las hermandades, congregaciones o cofradías, a través de las cuales recibían las limosnas y el diezmo que debía cubrir sus visitas y servicios. De igual manera, multiplicaron los cultos y las fiestas para poder así aumentar sus ingresos.

En Chiapas, donde de 1561 a 1799 predominaron los dominicos, las cofradías de las zonas indígenas tzotzil y zoque honraron a Nuestra Señora del Rosario, a la de la Asunción, al Santísimo Sacramento, a la Santa Cruz, a las Animas, a Santo Domingo, San Pedro y San Sebastián. En Zinacatán, una de las comunidades indígenas que sobresale por su sentido ritual complejo sólo para la jerarquía religiosa, existen 61 cargos, divididos en cuatro niveles y cuatro categorías de auxiliares; los 34 mayordomos, mayores y sacristanes, seguidos en importancia por 14 alféreces y 2 músicos, luego en el tercer escalón los 4 regidores y finalmente los 2 alcaldes viejos acompañados de un cargo honorífico, el del alcalde shuves.

La lección más importante que nos dejan las mayordomías en los albores del siglo XXI es que han sobrevivido a la iglesia institucionalizada, a la Independencia, a las Leyes de Reforma y a la Revolución misma, pues las comunidades se apropiaron de ellas, dejaron de pagar tributo a "otros" y las enarbolaron como un símbolo de resistencia cultural y un espacio para el alimento espiritual.

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LAS MAYORDOMÍAS (continúa)
(Texto extraído en su mayor parte de la revista México Desconocido y de la Enciclopedia de México)

MAYORDOMÍA(1). Cargo del mayordomo, superior de una cofradía. En muchos pueblos de México es el responsable de organizar, a su costa, las fiestas religiosas. Se le llama “carguero” en Michoacán y “fiestero” en Sonora y Sinaloa. Este puesto es honorífico e implica fuertes erogaciones. Se acepta para ganar prestigio en la comunidad o para pagar una manda. Hay quienes se ofrecen a servir de este modo porque han tenido éxito económico y sienten la obligación moral de hacer participar al pueblo de sus ganancias, pero la mayoría de las veces el que desempeña el cargo tiene que hacer grandes sacrificios y aun contraer deudas. En comunidades donde la gente vive en parajes dispersos y uno de éstos es el centro ceremonial, el sacrificio es aún mayor, pues el mayordomo debe vivir en él durante un año. Por esta razón, a menudo los presuntos candidatos se esconden para ver si escapan de la obligación. En todo caso, la designación es irrenunciable.

En los Altos de Chiapas, los funcionarios de las cofradías prestan solemne juramento en una ceremonia especial, y así se asegura el cumplimiento de sus atribuciones. En San Juan Chamula, los mayordomos (algunos llamados “martomos”) son los encargados de cuidar los santos. Sus tareas consisten en proporcionar vestido nuevo a la imagen a su cargo, llevarle música, adornar el altar con juncia y orquídeas, y comprar los candeleros de barro en forma de toro. Sus mujeres deben quemar a diario copal en honor del santo. Los “alféreces”, a su vez, hacen las fiestas titulares. Cuando entregan el puesto a sus sucesores hay una carrera a caballo, en la que los salientes visten de rojo; se les llama “carrerantes”. Otros cargos son los de fiscal, responsable de recordar las fechas en que deben efectuarse las fiestas; sacristán que cuida el templo; y “pasión” (uno por barrio), que organiza la fiesta del carnaval. Al haber desempeñado un puesto, el individuo se torna “pasado” (por ejemplo, “pasado pasión”) y con este motivo se le mira con respeto.

En la sierra de Puebla, la mayordomía se considera un servicio al pueblo. El mayordomo se ocupa de la fiesta de un santo determinado, se encarga de la misa y ese día toda la comunidad come en su casa. El “teniente” paga a los danzantes y a los músicos.

En el estado de Tlaxcala, cada grupo de danzantes de carnaval tiene su mesa directiva, cuyos miembros cubren los gastos de ensayos, comida, música y transporte; se les denomina representantes o “encabezados”, según el pueblo. En Amaxac de Guerrero la mesa directiva de cada “camada” (grupo de danzantes) consta de un fiscal, un mayor, un merino, un escribano, cuatro topiles y cuatro tequilma.

Entre los purépechas de Michoacán, el “carguero” costea toda la fiesta, a menudo con la ayuda de parientes y amigos. Llega a la iglesia encabezando el desfile de cofrades que llevan grandes cestas con frutas, panes y ceras; después se sienta a la entrada del templo para recibir los donativos de los concurrentes; si las aportaciones son billetes, los sujeta a sus cabellos o los prende a su vestido con alfileres.

En cambio, hay pueblos como Mochitlán, Gro., donde un solo mayordomo se encarga de proveer la comida para toda la comunidad, de contratar a los músicos y a los danzantes, que acuden de localidades vecinas, de prevenir la asistencia del sacerdote, de adornar la portada de la iglesia y de asegurar los fuegos artificiales que se queman al final de la fiesta. Cada año, el mayor o menor lucimiento de la fiesta depende de las posibilidades económicas del mayordomo en turno.

(1) © Derechos Reservados. Enciclopedia de México.

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AST v23.13 última actualización el 10 de enero 2018 ::: Autor: Arq. Antonio Silva Tavera MGPA/ MAC | asilvat@valledesantiago.org.mx

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