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Ignacio Allende

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ALLENDE, IGNACIO. (1769-1811) Su nombre completo era José Ignacio María de Allende y Unzaga. Nació en San Miguel el Grande (hoy San Miguel de Allende, Gto.) el 21 de enero de 1769; murió en la ciudad de Chihuahua el 26 de junio de 1811. Fue hijo de Domingo de Allende, español, y María Ana de Unzaga, ricos comerciantes y hacendados de San Miguel; pasó su infancia en el ambiente propio de la alta posición social y económica de sus padres. Sus principales aficiones durante su primera juventud fueron el toreo, la charrería y otras actividades rancheras. A la edad de 18 años ingresó como alumno del Colegio de San Francisco de Sales, en la misma ciudad de San Miguel, plantel al que asistieron también los hermanos Aldama. Sus aventuras amorosas tuvieron resonancia en toda la región. A los 23 años tuvo su primer hijo, llamado Indalecio, con Antonia Herrera, sin haber contraído matrimonio. Se le atribuye la paternidad de un segundo hijo, de nombre Guadalupe, de quien se afirma que sirvió más tarde en el Escuadrón de Independencia, como valiente y esforzado capitán.

En 1794 llegó a San Miguel el Grande don Miguel Malo y Hurtado de Mendoza, con el cargo de alguacil mayor, quien dispuso organizar el regimiento provincial de los Dragones de la Reina. En 1795 le envió al virrey la nómina de oficiales, en la que figuraba Ignacio Allende. A la milicia recién formada se unieron Juan Aldama Rivadeneyra y José Mariano Jiménez. Para ese entonces Félix María Calleja era el coronel de la décima brigada de San Luis Potosí, que abarcaba en su jurisdicción el área de San Miguel el Grande. Por ese motivo conoció a Allende y llegó a conferirle diversas comisiones.

El 10 de abril de 1802, a los 33 años, Allende casó con María de la Luz Agustina de las Fuentes, natural de San Miguel el Grande y viuda de Benito Manuel de Aldama (quien no tenía parentesco alguno con Ignacio y Juan del mismo apellido). Sólo seis meses duró este matrimonio, ya que ella murió el 20 de octubre del mismo año. En 1808, el virrey Iturrigaray, temeroso de una invasión inglesa, ordenó las primeras grandes maniobras militares que se efectuaron en la Nueva España. A Allende le tocó ser concentrado en la ciudad de México, posteriormente en Jalapa y finalmente en El Palmar (Sonora). La comunicación que ahí tuvo con elementos liberales y masones le infundió las doctrinas independentistas. Después de obtener experiencia en las armas y el grado de capitán, regresó a su tierra natal en 1809.

Ya con la idea de la insurgencia, participó con García Obeso y Michelena en la fallida conspiración de Valladolid de 1809. Logró salvarse del castigo y continuó la labor de buscar adeptos; visitaba al cura Hidalgo y al capitán Abasolo. Juan de Aldama se convirtió en su lugarteniente en esas tareas. De inmediato se dedicó a formar una junta para la Independencia en San Miguel, la cual llegó a tener numerosos miembros. Utilizaba como domicilio para sus reuniones la casa de su hermano José Domingo. Sucesivamente se formaron juntas insurgentes en Celaya, San Felipe y San Luis Potosí, que en agosto de 1810 se hallaban ya en plena actividad. Se planeó el levantamiento para la primera quincena de diciembre de 1810, dirigido por Allende y Aldama, quienes debían buscar la ayuda de un eclesiástico para lograr mayor apoyo popular. Allende propuso a Hidalgo, quien al principio vaciló, pero acabó aceptando. Continuaron los preparativos y se adelantó la fecha al 1° de octubre; pero, como la conspiración fue denunciada, Hidalgo decidió el alzamiento la madrugada del 16 de septiembre de 1810, en el pueblo de Dolores, Gto. Allende organizó las tropas, que sumaban inicialmente 800 hombres, de los cuales 400 eran de a caballo; llevaban como oficiales a hombres de los antiguos regimientos de San Miguel y Dolores. Cayeron en poder de los insurgentes Chamacuero, Celaya, Irapuato, Silao y finalmente Guanajuato. Ahí se reorganizaron y partieron hacia Valladolid, en donde el número de combatientes llegó a 80 mil, aunque pobremente armados y mal disciplinados. En Celaya, el 22 de septiembre, Allende había sido nombrado teniente general, como segundo de Hidalgo; y en Acámbaro fue proclamado capitán general, al mismo tiempo que Hidalgo era elevado a generalísimo. La marcha victoriosa continuó por Valle de Santiago, Salvatierra, Zinapécuaro, Indaparapeo, Acámbaro y Toluca. Amenazada la ciudad de México, el virrey Venegas nombró al teniente coronel Torcuato Trujillo para defenderla. El plan de la batalla del Monte de las Cruces concebido por Allende decidió el triunfo de la causa independiente; después de seis horas de intenso combate, las fuerzas virreinales perdieron las dos terceras partes de su gente y también tuvieron muchos muertos las fuerzas insurgentes. A pesar del triunfo, por órdenes de Hidalgo se resolvió la retirada hasta Aculco, sitio donde se presentó batalla, en contra de la voluntad de Allende. En esa acción triunfó Calleja y el ejército insurgente se dividió en dos grupos. Allende regresó a Guanajuato, donde demostró su gran capacidad de organizador en la preparación de la defensa de esa plaza. Recriminó a Hidalgo el querer trasladarse de Valladolid a Guadalajara en busca de seguridad personal, y pidió su auxilio, sin obtenerlo. La defensa de Guanajuato fue impecable desde el punto de vista táctico, pero las fuerzas carentes de disciplina no pudieron resistir el embate realista. Derrotado, Allende se dirigió a Guadalajara, donde se reunió con Hidalgo; pero las divergencias entre ellos habían llegado a tal extremo que Allende se apartó de la dirección política del movimiento y sólo conservó su actividad militar. Los insurgentes estuvieron a punto de vencer a las fuerzas de Calleja en Puente de Calderón, mas la explosión de un carro cargado de municiones sembró la confusión entre sus tropas. Derrotados, los insurgentes huyeron hacia la hacienda de Pabellón, en Zacatecas, donde los jefes militares retiraron el mando a Hidalgo y se lo otorgaron a Allende. El 16 de marzo se acordó acercarse a la frontera con los Estados Unidos para obtener los recursos necesarios a la campaña. Cinco días después, Hidalgo, Allende y otros jefes insurgentes fueron capturados en Acatita de Baján, Coah., en una celada que les tendió Ignacio Elizondo. Ahí murió Indalecio, el hijo mayor de Allende. Los jefes fueron llevados a Monclova, y luego se les trasladó a la ciudad de Chihuahua, donde el 6 de mayo de 1811 se les abrió proceso y pocos días después se les condenó a muerte. Fue ejecutado Allende el 26 de junio de ese año, junto con Jiménez, Juan Aldama y Santamaría. Su cuerpo decapitado fue sepultado en el panteón de la Orden de San Francisco, y su cabeza, expuesta en un ángulo de la Alhóndiga de Granaditas, de donde fue retirada en marzo de 1821. Más tarde fueron trasladados sus restos a la catedral de la ciudad de México, y luego a la cripta de la Columna de la Independencia.


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AST v23.13 última actualización el 10 de enero 2018 ::: Autor: Arq. Antonio Silva Tavera MGPA/ MAC | asilvat@valledesantiago.org.mx

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