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Benito González

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GONZÁLEZ, BENITO. Originario de España, de un pueblo de las provincias levantinas; quizás a ello se debió que fueran conocidos el y sus hijos como “Los Moros”; en verdad que su tipo no desdecía de los Abencerrajes; fuerte ágil y de líneas faciales que denotaban su descendencia moruna, al verle, por su parte arrogante, recordaba aquel famoso Abindarraez, Capitán de Alora cuando fue a Málaga a celebrar sus bodas con la bella Jarifa.
Desde su llegada a la Nueva España y radicado en esta población, ya no tuvo otra patria que esta tierra de promisión qué como fruto de su trabajo aumento considerablemente su fortuna, al grado de llegar a ser uno de los más ricos agricultores de estos contornos.
Don Benito amo esta tierra de verdad, a la vez que fue un benefactor que hizo bien a todos los menesterosos; la clase humilde encontró en el a un padre cariñoso que siempre estuvo presto a remediar sus necesidades. Fue entusiasta simpatizante de la Independencia; como comprobación de ello fueron las tertulias que celebraba en su casa, sita en la hoy Av. Ocampo 156, donde sé hablaba con gran calor de los sucesos que se desarrollaban en la capital de la Colonia en el año de 1808 con motivo de la caída del Virrey Don José Iturraigay y las prisiones del canónigo Beristain, de los licenciados Verdad, Azcarate y Cristo, y del mercedario Fray Melchor Talamantes, con quien Don Benito tenia correspondencia, obedeciendo la aprehensión de todos ellos a la manifestación de las ideas libertarias a favor de la Nueva España.
Cuando el movimiento Insurgente estallo en Dolores, don Benito estaba radiante de alegría, y en charlas con sus amistades se deshacía de entusiasmo por el avance triunfal de los Revolucionarios, y así se los demostró personalmente al Cura Hidalgo cuando llego a esta población en su recorrido para buscar el apoyo de la gente que su meta era llegar hasta Valladolid, el día 11 de Octubre de 1810 lo hospedo en su casa, proporcionándole toda clase de atenciones y manifestándole la satisfacción que sentía por el triunfo de la causa.
En la madrugada del día 5 de junio de 1812, Agustín de Iturbide sorprendió a las fuerzas insurgentes que se encontraban en posesión de esta plaza al mando de Albino Garcia; Iturbide, con la crueldad propia de sus instintos sanguinarios, mando fusilar a mas de 300 Insurgentes, ordenando al mismo tiempo la aprehensión de don Benito González; ya en presencia de Iturbide, este le dijo que lo iba a fusilar porque tenia conocimiento de causa de que en su casa había alojado al Cura Hidalgo y a la vez hacia causa con los Insurgentes.
No valieron suplicas, ni influencias; dos de sus hijos se presentaron ante Iturbide para ofrecerle que le darían lo que pesara su padre en plata u oro con tal de que le perdonara la vida. Pero inflexible y cruel, ordena sean aprehendidos los dos jóvenes y en compañía de su padre sean fusilados en el acto. Esto paso en la casa No. 2 del hoy portal Centenario donde Iturbide se encontraba instalado transitoriamente, así que sacados por los guardias al portal y entre de sus pilares fueron amarrados, quedando don Benito al centro y sus hijos a cada lado sé oyó la voz de “fuego” y retumbando la descarga, y los cuerpos se desplomaron, para quedar pesadamente oprimidos por las ligaduras, derramando un torrente de sangre.
El pueblo se encontraba sombrío por la hecatombe que habían presenciado ese día y por el bárbaro asesinato de su benefactor el señor Benito González. En la tarde de ese día, ya el sol había secado la sangre de aquellos mártires y el viento había borrado con su polvo los últimos rastros de aquellas victimas inocentes.


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AST v23.13 última actualización el 10 de enero 2018 ::: Autor: Arq. Antonio Silva Tavera MGPA/ MAC | asilvat@valledesantiago.org.mx

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