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Algo de Historia > Hombres Ilustres > J. Refugio Silva L.
SILVA LEDESMA, J. REFUGIO. (1909-1990) Don J. Refugio Silva Ledesma nació en la comunidad de La Jaulilla, municipio de Valle de Santiago, Gto. el 6 de enero de 1909 y murió en la ciudad de Valle de Santiago, Gto. el 11 de junio de 1990. De formación autodidacta se distinguió por ser un gran y agudo investigador y una respetada autoridad policiaca.
Su despierta inteligencia innata y su valor a toda prueba lo llevaron a ocupar diversos cargos como comandante en jefe de varios Servicios Secretos (León, Irapuato, Guanajuato, etc.). Fundó la Policía Judicial del Estado, siendo de esta corporación su primer director. Volviéndo a dirigirla, por segunda ocasión, durante el periodo del gobernador Manuel M. Moreno.
También dirigió al Batallón Primer Ligero, brazo armado del gobierno del estado de Guanajuato y, junto al del estado de Oaxaca, casos únicos en el país. En efecto, casos únicos, pues gracias a sendos decretos del entonces Presidente de México, Don Benito Juárez, estas dos entidades fueron las únicas que en el país conservaron un "ejército" propio. Actualmente a ese Batallón se le conoce como las Fuerzas del Estado.
Al final de su vida, ya radicado en su ciudad natal, siguió ejerciendo actividades relacionadas con la investigación policiaca como encargado de la inspección de policía local.
Casos más destacados
El caso del Capitán Fantasma es uno de los más relevantes en la carrera del Jefe Silva. Este personaje se llamaba Santiago Reyes Quezada, y nació en 1922. Originalmente se dedicaba a robar automóviles, disfrazado de capitán del ejército. Ese fue el motivo por el cual recibió el sobrenombre de "Capitán". Más cuando era atrapado y puesto tras las rejas, buscaba y encontraba el modo de ser hospitalizado y ya internado fugarse desde ahí. Por esa facilidad de evadirse recibió el mote de "Fantasma". Así, finalmente, este maleante fue conocido como "El Capitán Fantasma".
Bien, pues resulta que el "Capitán Fantasma" solía ser bastante creativo para dar sus golpes y ejecutar sus fugas (por ejemplo, se fabricaba placas "oficiales" para su coche e incluso lo pintaba como patrulla).
Sin embargo, a mediados de los años cincuentas, cuando J. Refugio Silva era jefe del Servicio Secreto de la ciudad de León, Gto., logró echarle el guante por segunda ocasión a este "Capitán": sucedió que su nula ortografía le jugó una mala pasada por pintar en su vehículo la palabra "Polecía" en lugar de "Policía". En los sesentas este delincuente, ya de alcances nacionales, prefería no toparse con el jefe Silva pues, como testimoniaron algunos de sus cómplices entrevistados por el rotativo La Prensa, "prefería darle la vuelta por Jalisco o Querétaro que ingresar al estado de Guanajuato". Finalmente muere Reyes Quezada a finales de 1965 en una cárcel de Puebla.
Otro caso interesante es el de los matones de La Huerta. Esta comunidad ubicada al sur de la ciudad de Salvatierra y perteneciente a ese municipio fue tristemente famosa en los años cuarentas y cincuentas por sus matones a sueldo. Se decía en ese entonces que si se "quería despachar a un rival al otro mundo sin mancharse las manos de sangre" estaban los asesinos de a peso, sujetos de algunas comunidades del vecino estado de Michoacán que se dedicaban a esos "trabajos", y los "tostoneros de La Huerta" (por "tostón", moneda de 50 centavos de uso común en la época).
Así, se habían girado varias órdenes de aprehensión en contra de varios vecinos de esa comunidad por el delito de homicidio pero que eran difíciles de cumplimentar debido a la situación geográfica de La Huerta (en la cima de un pequeño cerro y rodeada de cercados altos de piedra) y por la hostilidad y violencia de prácticamente toda la comunidad que impedía, pistola en mano, que se acercaran las autoridades a llevarse a uno de los suyos. Con la instrucción de cumplimentar varias aprehensiones y de evitar, en la medida de lo posible, un enfrentamiento sangriento con los "tostoneros" es comisionado J. Refugio Silva. Hábil y calculador como era, el jefe Cuco idea un plan perfecto que lleva a cabo sin contratiempos. Se logran hacer efectivas las aprehensiones sin prácticamente derramar sangre.
¿Cómo fue esto posible? Don Cuco decide retener al párroco que iba sábados y domingos a oficiar misa a La Huerta y vestir los hábitos de éste para suplantarlo. Ya así disfrazado se hace acompañar con un par de sus mejores hombres y de algunas bestias de carga. Así se presenta como el nuevo párroco y sus auxiliares en La Huerta al siguiente fin de semana. El pretexto fue una repentina enfermedad del sacerdote anterior. Más, entre los pertrechos y equipajes que cargaban las mulas, iban escondidas las armas. Es entonces que así preparados, durante la celebración religiosa del domingo a las 8 de la mañana, ubica a sus dos hombres en las únicas puertas de acceso a la capilla y una vez adentro todos, los moradores y los sujetos por detener, es cuando ordena el jefe Cuco cerrar ambas puertas y a sus hombres sacar las armas y cumplimentar las aprehensiones necesarias. Salvo una mínima resistencia se cumple la ley con una perfecta estrategia y una eficacia quirúrgica. Lo único malo: El cura retenido jamás pudo regresar a oficiar nuevamente pues nadie en la comunidad le creyó que fue, como en efecto sucedió, ajeno a los hechos.
En los años cincuentas un inspirado compositor originario de Salvatierra le compuso unas coplas para un corrido. Como resultado de lo anterior, un disco de acetato de 45 RPM en la voz de un dueto llamado Las Jilguerillas fue grabado. Una de aquellas inspiradas coplas decía lo siguiente:
Por un cabo doy dos reales,
Por un sargento un doblón,
Por mi jefe Cuco Silva,
Doy todo mi corazón.
Don J. Refugio Silva Ledesma muere de una afección del páncreas el 11 de junio de 1990 en su casa de Valle de Santiago, Gto.
Don J. Refugio Silva Ledesma
Don Cuco Silva, el Gral. Lázaro Cárdenas y un personaje no identificado (1961).
Don Cuco Silva flanqueado por los ex alcaldes J. Jesús "El Gacho" Guerrero a su derecha y Don Refugio Raya a su izquierda (c. 1971)
Pasando revista como Jefe del Servicio Secreto y del H. Cuerpo de Bomberos en la ciudad de León, Gto. (c. 1957)